El sueño es una función biológica reversible en la que desconectamos parcialmente de nuestro entorno. Pasamos casi un tercio de nuestra vida durmiendo, por lo que el sueño tiene una función muy importante. Algunas de las funciones fisiológicas asociadas al sueño son:
Recuperación de tejidos y energía de los mismos. Mientras dormimos recuperamos y formamos energía nueva necesaria para reparar nuestros tejidos, entre ellos el tejido cerebral.

Esta vinculación  es importante porque de ella derivan otras.
Mientras dormimos nuestro cerebro se desarrolla (en la etapa de la niñez), se consolida nuestra memoria, nuestras experiencias diarias y se programan conductas innatas.

Un sueño reparador está vinculado a un sistema inmunitario activo y óptimo, el cual nos protege ante las enfermedades.

Nuestro sistema hormonal sufre un proceso de regulación durante el periodo de sueño. Sabemos, por ejemplo, que la hormona del crecimiento es liberada mientras dormimos, también las hormonas relacionadas con la sensación de hambre y saciedad. La insulina (hormona que regula nuestro nivel de glucosa  en sangre) está relacionada con el ciclo sueño vigilia.